A nivel internacional existen diversas experiencias relacionadas con la implementación de la Educación en Situaciones de Emergencia (ESEM), las cuales surgen de la necesidad de garantizar el derecho a la educación frente a desastres socionaturales, como conflictos armados, desplazamientos forzados de personas, terremotos, inundaciones, sequías, incendios y epidemias, entre los más comunes. En esta contribución analizamos los componentes centrales de la ESEM y aportamos diez recomendaciones para integrar de manera sistemática esta perspectiva en los sistemas educativos de la región, tomando en cuenta la complejidad y los aprendizajes que ha causado la crisis por la pandemia de COVID-19.
Para hacer frente a la suspensión súbita del trabajo regular en los sistemas educativos, la UNESCO, junto con otras agencias de Naciones Unidas y en coordinación con las autoridades de los países, implementan desde el año 2015 el Marco de Sendai, el cual tiene como objetivo lograr hacia el 2030 la reducción sustancial del riesgo de desastres y las pérdidas en vidas, medios de subsistencia, salud y bienes económicos, físicos, sociales, culturales y ambientales de las personas, las empresas, las comunidades y los países.
Hasta antes de la pandemia por COVID 19, cada año la ESEM se impartía aproximadamente a unos 175 millones de personas vulnerables a diferentes tipos de riesgo alrededor del mundo, particularmente en países en desarrollo, los países africanos, así como en los de ingresos medios con problemas especiales debido a su geografía, como algunos en América Latina y el Caribe.
Se calcula que, durante 2020 y 2021, la ESEM en sus distintas modalidades se ha instrumentado para mil seiscientos millones de estudiantes en 190 países de todos los continentes y se prevé que siga funcionando mientras no se implemente una solución universal y duradera al contagio por SARS-CoV-2. En este sentido, surge la inquietud: ¿Una vez que concluya la pandemia se debería suspender la ESEM o tendría que persistir más allá de la crisis sanitaria?
Desde la perspectiva de la UNESCO, la ESEM debe continuar más allá del tiempo en que se presenten desastres socio naturales para integrarse al funcionamiento regular del Sistema Educativo Mexicano en sus diversos elementos: el currículo, los materiales educativos, la gestión escolar, la formación de docentes, las directrices de políticas públicas y los sistemas de información, por señalar a los más importantes.
1) Los riesgos y situaciones de emergencia para la población se incrementarán en el futuro, a causa del cambio climático, el aumento de la pobreza y los conflictos políticos en la región. Esto afectará la vida escolar de millones de personas, sobre todo en los contextos con mayores desigualdades económicas y sociales.
2) Invertir en que las personas cuenten con ESEM es una condición para avanzar hacia el desarrollo sostenible de los países y aminorar sus pérdidas económicas, culturales y sociales después de un desastre.
3) La ESEM va más allá de la respuesta humanitaria y la movilización de ayuda financiera o técnica en momentos de crisis; es una perspectiva de trabajo que organiza tres grandes tareas de carácter permanente para las autoridades y comunidades educativas: la preparación, la atención y la recuperación ante situaciones de riesgo, crisis y desastre.
Componentes de la Educación en Situaciones de Emergencia
El objetivo de la ESEM consiste en ofrecer oportunidades de educación y aprendizaje de calidad durante periodos de crisis a personas de todas las edades, en el entendido de que la educación es un derecho habilitador y un bien común que permite acceder a otros derechos fundamentales, como la salud, la igualdad de género, el empleo decente, la prosperidad económica, la justicia y la paz.
Conforme a la visión del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, la ESEM forma parte de la Educación para la Ciudadanía Mundial y la Educación para el Desarrollo Sostenible que promueve la UNESCO en la primera infancia, la primaria y secundaria, la educación no formal, la formación técnica y profesional, el nivel superior y la educación para adultos.
Como hemos dicho, la preparación, la atención y la recuperación son las tareas permanentes de la ESEM, las cuales tienen como prioridades:
- Garantizar la vida, la seguridad y la salud de las personas, mediante la planificación de políticas educativas innovadoras y participativas que ofrezcan rápidas respuestas y protocolos claros para el cuidado de estudiantes y el personal escolar, así como infraestructura física educativa segura y servicios básicos de agua, higiene y alimentación que hagan de la escuela un espacio protegido y protector.
- Reconstruir el bienestar socioemocional de estudiantes, docentes y familias, a través del fortalecimiento de vínculos y la construcción de nuevas proximidades; la creación de entornos inclusivos, equitativos y pacíficos, libres de violencia, de modo que sean resilientes ante incertidumbres y duelos.
- Diseñar sistemas de formación y enseñanza que empoderen a niñas, niños, adolescentes y jóvenes en el desarrollo de su aprendizaje y cuidado, mediante la implementación y ampliación de plataformas digitales y radiofónicas para llegar a toda la población escolar (la flexibilidad curricular, la capacitación y el acompañamiento al personal docente y directivo, la adecuación de los sistemas de evaluación y el desarrollo y dotación de dispositivos tecnológicos y materiales de estudio accesibles, entre otros aspectos).
- Fortalecer y movilizar a las comunidades escolares, con el fin de acelerar las respuestas locales, ampliar su autonomía, participación y corresponsabilidad; encontrar apoyos en la comunidad ampliada y la sociedad civil organizada, y construir alianzas con los medios de radiodifusión y distintos sectores del gobierno.