Desde luego, este proceso no fue simultáneo en todos los confines de la tierra. Seguramente requirió larguísimos períodos de cientos o miles de años, en lugares distantes. Mientras que, por aquí, una comunidad nómada adquiría la capacidad de hablar, por allá, a miles de kilómetros, sucedía lo mismo con otra comunidad. Así surgieron las diferentes lenguas habladas en este planeta.

El lenguaje es la herramienta fundamental del desarrollo, pues permite ampliar la comprensión y brinda estructura al pensamiento. Hablar de acciones y objetos específicos, propiciaba recordar el pasado e imaginar un futuro. De este modo se erigieron obras de ingeniería que aún hoy en día nos llenan de asombro, como las pirámides egipcias y mesoamericanas.

Un avance de mayor trascendencia fue el descubrimiento de uno o varios de estos grupos, que en algún momento fueron seres pensantes que pueden pensar sobre sus pensamientos. Hablar con uno mismo, con un volumen de voz inaudible para los demás. Esto armó grandes ideas en su propio cerebro. Cuando sucedió, la humanidad dio el gran salto. Se separó del resto de las demás especies.

Finalmente, las diferentes especies de homínidos únicamente sobrevivieron a la nuestra, o sea, la de los “homo sapiens”, mientras que las otras especies fueron desapareciendo en las arenas del tiempo durante los últimos cien mil años. Su extinción se debió a las condiciones climáticas de las regiones habitadas por ellos y seguramente no lograron utilizar con eficiencia esta herramienta maravillosa que hoy llamamos lenguaje.

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Ficha del autor
Enrique Calderón Alzati: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Doctor en Ciencias de la Computación y la Información por la Universidad de Pennsylvania. Autor de varios libros, articulista de La Jornada. Actualmente es Director General del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE).