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Rolando Toro:
creador de un paradigma educativo alternativo
Aurora Merla Vignau

Formado como normalista y tras una práctica docente en comunidades chilenas, Rolando Toro Araneda propuso una metodología educativa centrada en el aprendizaje vivencial, la conexión con la naturaleza y la afectividad, que culminarían en su modelo de educación biocéntrica.

En Chile, el 26 de agosto de 1920 se hace obligatoria la educación primaria mediante la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria que fue aprobada por el presidente Juan Luis Sanfuentes, donde se menciona que la educación está a cargo del Estado y es gratuita para todas las personas. En “las tres primeras décadas de vida independiente, el Estado buscó principalmente proteger, fomentar y dirigir la red educacional ya existente de carácter religioso, municipal y, en menor medida, propiamente estatal.” (Carimán Linares, 2012, 31-44).

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Figura 1. Madre y hermanos de Rolando Toro.

Durante esa época, como señala Halperin Donghi (2010) en su historia contemporánea de América Latina, hubo un aumento en las exportaciones de salitre y cobre y dos coaliciones partidarias fueron las dominantes en la política chilena: la Unión liberal y la Alianza liberal conservadora. Para 1925, por medio de la Constitución, se separó la Iglesia del Estado y se estableció el régimen presidencialista. 

En 1924, nace en Concepción, ciudad al sur de Chile, Rolando Toro Araneda, hijo de educadores en nivel primario.

Desde muy niño Rolando Toro reveló ser poseedor de múltiples talentos. Su gran curiosidad por aprender y su facilidad para dialogar con diversas materias humanistas y científicas lo llevaron a elegir (al igual que su madre, tías y hermanos) la senda de la educación primaria realizando su formación en la prestigiosa Escuela Normalista José Abelardo Núñez de Santiago de Chile y titulándose como profesor en el año 1943. (Toro, 2012).

De carrera docente, ejerce el oficio en pequeñas ciudades como Talcahuano y Pocuro, luego en Valparaíso y Santiago. Un maestro innovador adelantado a su época, sus ideas lo destacaron en el gremio por sus iniciativas de trabajar la contemplación de la naturaleza y el arte. Su vocación docente lo condujo a vincular directamente la naturaleza en sus clases de tipo abiertas, organizó “frecuentes excursiones al mar, al campo y a la montaña, instando a los alumnos a desarrollar un depurado sentido de la contemplación para luego plasmar en dibujos y pinturas” (Toro, 2012) aquello que los hubiera inspirado. Su intención era mostrar el poder didáctico que tiene la conexión con la naturaleza por medio de la vivencia y la observación.

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Figura 2. Ciudades donde se desarrolló la práctica docente del maestro Rolando Toro

Para 1952 en la ciudad de Pocuro en Los Andes, en la escuela Granja de Pocuro, Rolando Toro promovió paseos para observar los paisajes y brindar experiencias de contacto con las plantas, animales y el trabajo campesino. Los alumnos cumplían con el objetivo de realizar expresiones artísticas. Es en ese momento, que inició sus primeros modelos para imaginar otra educación que permitiera la integración, admiración y expresión de la belleza que existe en la naturaleza. 

En ese contexto, el profesor Rolando Toro encontró la manera de expresar un modelo educativo con atención en la misión del maestro:

Considero, y de ello estoy seguro, que una de las misiones fundamentales del maestro -dice- es la de desarrollar las facultades espirituales e intelectuales del niño. Incitarlas. Estimularlas sin forzarlas nunca. Esto indudablemente, habrá de producir a la larga un elemento bien dotado, sensible, rico en espíritu, para nuestra sociedad…

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Figura 3. Recorte de periódico de 1953

Continúa comentando en un artículo para el periódico Las últimas noticias, fechado el 14 de julio de 1953:

No soy yo el que ha inventado todo esto. Los más grandes pedagogos de todo el mundo están aplicando parecidos que ya constituyen sistemas… Estimo que no puede ser maestro el que no conoce ni siente lo primitivo, lo prístino de la vida. Hay que tomar en cuenta que el profesor trabaja con un elemento delicado y noble como es el cerebro del niño, y es él únicamente el responsable de los resultados.

Rolando Toro tuvo una personalidad inquieta, sensible, observadora y muy creativa; durante los aproximadamente 16 años que trabajó como docente, percibió la necesidad de generar nuevas estrategias para desarrollar habilidades cognitivas, ya que él consideró que la educación tradicional tenía aspectos que le hacían falta. Aprovechó el medio en que se encontraba cada escuela donde trabajó, para favorecer el aprendizaje con vivencias de conexión con la vida, con lo que se percibe en la naturaleza y en su entorno. 

La educación salvaje y la escuela universo 

En Talcahuano, puerto importante de la zona central de Chile, promovió visitas frecuentes al mar. Ahí generaban los temas para trabajar e investigar y registraban sus observaciones a través de la expresión gráfica. En Pocuro, poblado en la provincia de Los Andes, lugar con tierra fértil y hermosos paisajes, facilitó el desarrollo de la creatividad artística en sus alumnos. La pintura fue la técnica que más utilizó y los temas para las obras eran acontecimientos del campo. Como profesor en Valparaíso, Rolando propuso una nueva metodología para aprender a leer y escribir centrada en el aprendizaje vivencial integrando la afectividad y el disfrute de la vida. 

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Figura 4. Rolando Toro con su grupo de alumnos en Talcahuano, Chile.

Fue así como el paradigma de la educación evolucionó hacia una visión pedagógica que “estaba centrada en nuevas formas de aprendizaje vivencial, a partir de la afectividad y del goce de vivir. En esta propuesta no se excluían materias de carácter intelectual; se trataba de integrar la inteligencia con la afectividad y el respeto recíproco. Además, se proponía la incorporación de una enseñanza experimental de ciencias y tecnología.” (Toro, s.f.). 

Este modelo se empezó a formular con la Educación Salvaje, entendida como una educación más natural que planteó el trabajo con los instintos, con el objetivo de reflexionar y acercarse a la naturaleza como modo de enseñanza por medio de la observación. La siguiente fase fue la Escuela Universo, que proponen los alumnos del joven maestro en los años cincuenta y evoca el espíritu de paz, solidaridad y amor a la vida, el núcleo es el desarrollo de valores y se nombra al hombre cósmico. Esta alternativa de paradigma se afina mayormente con la Educación Biocéntrica, que es la suma de las dos fases anteriores incorporando como herramienta prioritaria el trabajo con las emociones y, por supuesto, la ciencia y la tecnología. Esta propuesta tiene como centro el principio Biocéntrico, que surge del pensamiento de que el Universo se organiza en función de la vida y es condición necesaria para su creación, sitúa el respeto por la vida como centro y punto de partida de todas las disciplinas y comportamientos humanos. 

¿Qué es la Educación Biocéntrica? 

Es la propuesta de Rolando Toro para trabajar dentro de las escuelas con el paradigma Biocéntrico; la vida y su cuidado al centro, acceder al conocimiento desde la vivencia y la experiencia procesada por el alumno y no desde el conocimiento adquirido. Este proyecto se realiza en contacto con la naturaleza, en la observación y disfrute de experiencias fuera del aula.

Plantea el abordaje de la historia desde los grandes descubrimientos, las bellas artes y no desde las guerras o los hechos históricos dónde se ha acabado con la vida de muchos seres humanos. Estos acontecimientos son parte de la historia y no se pueden dejar a un lado, pero hay que resaltar la ganancia en los derechos que se han conquistado y que cada día son más las personas que pueden disfrutar de ellos. En fin, buscar la perspectiva donde la vida esté en el centro y no el poder político y económico. 

Conclusión

En el año 2009 conocí la propuesta de Educación Biocéntrica, la cual me pareció organizada, clara y estructurada. La institución para la que trabajo desde hace 16 años utiliza técnicas Freinet y el constructivismo como metodología, esto me ha permitido adaptar la propuesta de Rolando promoviendo el trabajo en equipo y las salidas a la naturaleza. Sostengo que lo anterior, da lugar a la afectividad y abre los espacios de comunicación y expresión a través del arte, además de brindar oportunidades para decir lo que se observa, se piensa y se siente, ya que “la afectividad es una de las funciones psicológicas más reprimidas dentro del mundo racional, social, educacional y político actual. La afectividad aproxima la percepción a un sentido realista, conecta la vida con el significado esencial de los hechos, impregna la percepción de belleza, imaginación y compromiso. (Toro, s.f.). 

En mi experiencia como docente de preescolar he comprobado que es posible aprender de otra manera al fomentar la observación del medio, trabajar con la conexión entre los infantes que conforman mi grupo y reconocer e identificar las emociones. He acompañado en su camino desde el preescolar a más de 30 generaciones, y tengo el privilegio de estar cerca de algunos alumnos que, hoy en día, han encontrado el placer en las actividades que realizan y que nunca se detienen en la búsqueda de nuevas metas, quienes se expresan y relacionan con la vida y con sus semejantes con respeto.

En consecuencia, considero muy relevante dar a conocer a los docentes que pensaron otras formas de educar, que se atrevieron a soñar con una educación que ponga en el centro el cuidado del planeta y los que cohabitamos en él. Para Maturana, otro chileno postulado al premio Nobel, doctor en Biología por la Universidad de Harvard y profesor de la Facultad de Ciencias en la Universidad de Chile, refiere que:

Se dice que somos seres racionales, pero en realidad somos seres emocionales que además podemos reflexionar y escoger lo que hacemos en las distintas circunstancias en que nos encontremos. Y no hay otros seres vivos que lo puedan hacer de manera reflexiva, y eso es posible porque existimos en el lenguaje. Ése es nuestro gran tesoro: podemos escoger en cada instante lo que hacemos. (Maturana, 2021).

Por lo que al promover un paradigma educativo que apoya la contemplación como modo de reflexión, las emociones como herramientas de análisis para trabajar en el aula, el arte como expresión de lo que vivimos y observamos, lo que se busca según el mismo Maturana es amor y “amar es una ampliación de la mirada de respetar al otro u otra sin exigencias, sin supuestos, sin expectativas. Si uno hace eso, se amplía la mirada y ve más, luego escoge qué hacer. Y aquí viene el tema verdadero: ¿qué escojo?, ¿escojo el camino del mutuo respeto o escojo el camino de la ambición y la apropiación?”. (Maturana, 2021). 

No hay otra forma de aprender que no sea en la relación con el otro, en las diferencias y en las afinidades, en el encuentro de acuerdos y en la posibilidad de expresarnos. Es así como transformamos nuestro sentir, pensar y hacer. Existen docentes que quieren cambiar al mundo, que su vocación les lleva por caminos de exploración hacia nuevos rumbos que sean alternativas para mejorar, uno de esos docentes fue Rolando Toro, un pionero de los años 50. Es hora de preguntarnos como docentes ¿cómo enseñamos?, ¿cómo puedo mejorar mi práctica?, ¿existe sólo una forma de enseñar? 

Referencias

Carimán Linares, B. (2012). El "problema educacional" entre 1920-1937: una historia de reformas y limitaciones. Talca: Universum, 27(2), 31-44. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-23762012000200003 

Halperin Donghi, T. (2010) Historia contemporánea de América Latina. Madrid: Alianza Editorial, pp.335-336. 

Toro Sánchez, R. (2012). Rolando Toro. Orígenes de Biodanza. Estudio y Recopilación, Santiago: Ediciones Corriente Alterna. 

Toro, R. (s.f.). Apuntes del módulo de Educación biocéntrica. Texto inédito. 

Revista de educación (2021). Humberto Maturana: “El amor es la única emoción capaz de ampliar la inteligencia”. #376 de fecha 13 de julio, 2021. http://www.revistadeeducacion.cl/%ef%bb%bfel-amor-es-la-unica-emocion-capaz-de-ampliar-la-inteligencia/ 


Ficha de la autora
Aurora Merla Vignau: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Es licenciada en Educación Preescolar, cuenta con 35 años de experiencia docente frente a grupo. Actualmente es maestra titular de Jardín 1 y 2 en una escuela al sur de la Ciudad de México. Fue directora de “Mater" Jardín de niños por 10 años. Cuenta con la Certificación internacional como profesora de Biodanza, Sistema Rolando Toro.