Hace más de cinco millones de años se desarrollaron en el continente africano un conjunto de animales muy parecidos a los chimpancés, cuyo cerebro era más grande que el de éstos. Se les denominó “homínidos”, los cuales después de su aparición, comenzaron a emigrar hacia diferentes regiones de los continentes vecinos y por el mismo territorio africano.
Figura 1. Individuos de algunas de las especies de los homínidos
Figura 2. Pinturas rupestres sobre cacerías y bailes en torno al fuego.
Sin lugar a dudas, el lenguaje fue un proceso milenario, íntimamente ligado al uso del fuego, al comportamiento social y al agrupamiento en torno a organizaciones cada vez más estructuradas. El dominio del fuego les permitió cocinar, suavizando sus alimentos, haciéndolos masticables. Así disminuyó el tamaño de la mandíbula, tal como se observa en la figura 3, facilitando así el crecimiento del cráneo, necesario para incrementar la capacidad de la memoria, elemento fundamental para almacenar las palabras, significados e interrelaciones.