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Una mirada al estilo docente en el acto de enseñar y aprender
Mariela Pérez Osío


 

 

“Yo no tracé líneas territoriales…”

 

Nunca olvidamos lo que aprendemos con placer 
(Alfred Mercier)

Hablar del ámbito educativo requiere de múltiples miradas, por cuanto este abarca en sí numerosos aspectos, desde la educación presencial o a distancia, la educación pública o privada, educar en valores hasta pasar por los métodos educativos de aprendizaje, enseñanza y todo lo que ello engloba. Y es que, el tema educativo siempre será complejo, ya que tiene como esencia al ser humano y ello implica (docere) enseñar y (discere) aprender, es decir, el que enseña y el que aprende, aunque de esto puede decirse muchas cosas en cuanto al intercambio de los roles entre experto y aprendiz.

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Figura 1. Educación presencial
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Figura 2. Educación a distancia

El asunto en sí, es que normalmente los docentes suelen discutir acerca de los modelos didácticos para la enseñanza o los modelos y concepciones de aprendizaje que ellos poseen, lo que planifican para una clase determinada, cómo la podrían evaluar, y qué hacen los estudiantes dentro y fuera de clases, pero todo ello queda en un segundo plano cuando se observa la praxis del docente en el aula, en vivo, sin ensayos, con todos sus estudiantes reunidos en un mismo lugar, con sus inquietudes, alegrías, dudas y sus diversos grados de motivación para aprender.

Lo que llama el interés es que hay una clara tendencia a desaprobar un modelo de enseñanza y aprobar otros, o privilegiar algunos por encima de los demás. El asunto es que, por supuesto, siempre habrá docentes que se sientan más identificados con algunos de los modelos didácticos que con otros, pero resulta, cuando se va a la práctica del día a día docente es claro que este más allá del método pedagógico que utilice habrá un elemento que lo caracterizará y lo identificará como una marca personal.

En esta misma idea, hay docentes que se conciben como constructivistas hasta que evalúan, allí son bastante conductistas y hacen entrar a sus estudiantes en una eterna confusión, escuchando en muchos casos decir de sus alumnos frases como estas: ¿Por qué el profesor me evaluó así? O “el profesor se transforma cuando hace la evaluación”. Por el contrario, hay docentes que son totalmente conductistas y lo expresan con mucha naturalidad.

No obstante, el docente puede ser seguidor de la corriente pedagógica que considere mejor, ejerciendo un estilo personal que genere cierta conexión con sus estudiantes, eso propiciará el cariño y por qué no, la motivación de esos alumnos durante la clase. En otras palabras, el maestro puede ser un fiel seguidor del método tradicional de enseñanza, pero si tiene un estilo agradable será muy fácil que sus estudiantes sientan cariño por él y aprendan con interés, aunque todo esto suene paradójico. Esto es, lo que podría decirse el estilo del docente que realmente influye en su accionar, en su praxis y en la manera de tratar a sus estudiantes.

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Figura 3. Cariño hacia los docentes

En este sentido, recordar a quien fuese la maestra de primer grado de quien escribe estas líneas, es todo un placer, porque a pesar de su arraigado conductismo del más puro, era un ángel, aunque suene un tanto contradictorio y es que, las primeras letras fueron enseñadas tras un estricto orden y si por cosas de la vida, el estudiante no se sabía la lección vendría un fuerte llamado de atención, pero que a su vez, aparecía con un toque de suavidad que solo esa maestra podía dar. Si por el contrario, el alumno se sabía la lección tal y como ella lo pedía era todo un amor. En fin, los estudiantes que lograron dichosamente pasar por su aula, siempre la recordarán y a sus extraños correctivos  que siguen resonando con cariño, nostalgia y simpatía.

Lo antes mencionado, rompe con las ideas de que los maestros conductistas son malos o todos los maestros que ejercen el humanismo son buenos. Así como la maestra de primer grado antes mencionada, así también hay muchos casos donde se puede dejar ver que el accionar del docente sobrepasa todo aquello de la formalidad del método.

El cariño que puede generar un buen docente en sus estudiantes va más allá de ese accionar, de la amabilidad, de cómo se muestra ante sus estudiantes, y es que, el estudiante tiene una capacidad innata de percibir cuando el cariño que profesa el docente por la clase es genuino o no, y es allí donde realmente surge la conexión docente - estudiante y la apertura del placer por enseñar y por aprender. Por tal motivo, dentro de la práctica pedagógica del docente siempre habrá un sello personal que lo hará ser un maestro inspirador o por el contrario un mal maestro. 

Por ello, surge aquello que te hace ser lo que eres, la esencia, lo que te caracteriza y lo que te impulsa día tras día a actuar, hablar, reír y opinar de una manera muy particular e irrepetible. Indudablemente, es necesario  reivindicar el estilo del docente, como aquello que tiene un lugar de honor en la praxis del educador. Para Recalcati, (2016) “El estilo será  la relación que el docente sabe establecer con lo que enseña a partir de la singularidad de su existencia y de su deseo de saber” (p. 13).

La educación es compleja en sí misma. Los docentes en su día a día pueden llegar a construir su pedagogía a partir de su propia experiencia, así como también la educación debe ser considerada como un medio para transformar al ser humano y, por supuesto, como docente es bueno reconstruir diariamente la praxis educativa para transformar la realidad en lo deseado.

Finalmente, y tomando lo antes expuesto, ¿es necesario darle al estilo un sitial de honor dentro de la praxis docente? ¿El estilo del docente podrá estar por encima de los métodos utilizados en clase? Realmente, para dar respuesta a estas interrogantes se hace necesario analizarlas y estudiarlas con detalle y a profundidad. No obstante, lo que sí puede decirse es que el estilo será un poderoso elemento que acompañe a la praxis didáctica, junto con las creencias del docente y su conocimiento dentro de un contexto determinado.

Referencias

Recalcati, Massimo (2016). La hora de clase. Por una erótica de la enseñanza. Carlos Gumpert (tr.), Barcelona, España. Editorial Anagrama.

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Figura 4. Praxis docente

Ficha del Autor

Mariela Carolina Pérez Osío: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Doctora en Educación, Profesora de Biología, titular del Ministerio del Poder Popular para la Educación, de Venezuela. Investigadora acreditada por el PEII 2014 -2016. Participante como ponente en diversos congresos y ferias de Ciencias. Escritora del blog Biología, ambiente y sociedad.