Image
Origen de lo que somos en el teatro del siglo XVI
Francisco Hernández


 

 

“… en un abrazo Latinoamericano.”

 

El siglo XVI es el nacimiento de una tradición teatral que busca asirse a nuestro tiempo, a pesar de los alzamientos sociales, de políticas liberales y neoliberales, de los descalabros económicos suscitados por caudillos que administran la riqueza para pocos con explotación de los muchos. 

La riqueza natural: tierras con enormes campos de cultivo, con grandes reservas de minerales y de petróleo, y una enorme mano de obra barata o esclava, que sirve a los encomenderos, terratenientes, hacendados o a las poderosas empresas trasnacionales que se llevan todo y sólo dejan pobreza. 

Pero estos problemas tienen un origen, un inicio. Al caer el imperio Mexica el 13 de agosto de 1521, lo primero fue fundar las instituciones de gobierno del Rey Carlos V en las tierras recién conquistadas para su servicio. Los conquistadores alzaron la vista y vieron a sus compañeros con celo y avaricia, porque todos se sentían con derecho sobre estas tierras del Nuevo mundo y los tesoros que alimentaba su imaginación ¡Tierra de jauja!

Image

El capitán Hernando Cortés decía que a los avarientos conquistadores ni Dios los sacia. El mismo Rey se sintió celoso del Marqués del Valle de Oaxaca que había conquistado más tierras y más almas que ningún otro conquistador en la historia del mundo.

Nacía la Nueva España, una sociedad medieval con ideales renacentistas, la traza de la Ciudad de México es el mejor ejemplo de una plaza del renacimiento, donde se reúnen todos los poderes, donde se representan las potestades del poder que nos gobierna hasta nuestros días. 

Hernando Cortés mandó traer a la orden mendicante de los franciscanos, los cuales llegaron en 1524, pero no solo traían la pobreza en sus vestidos, traerían también el primer planteamiento teatral para evangelizar a las millones de almas asentadas en esta región del mundo, el arte escénico es la mejor manera de enseñar los dogmas de Fe, por lo cual crean el primer Colegio de América el 6 de enero de 1536, en las ruinas de los templos de Tlatelolco, el Colegio de Santiago Tlatelolco educará a los hijos de los principales señores, en este sitio se escribirá la primera obra del continente:  “El Juicio final” que causará tanto espanto a los naturales y muchas lágrimas a los conquistadores, de aquí surgirán los primeros actores, la nueva dramaturgia, los escenógrafos o  creadores de apariencias para generar mayor conmoción en los nuevos espectadores que se formarán en un mensaje:  volver a poner la mejilla para recibir el segundo chingadazo. 

El teatro de evangelización fue difundido tan rápido que dio cimiento a los nuevos conventos y misiones que se propagaban por los recién conquistados territorios. Para 1536 tenemos la primera representación de la pasión de Cristo en Cuernavaca, las obras son escritas en la lengua de los naturales. Tal vez la idea de evangelizar a través del arte fue de Fray Pedro de Gante al traducir los cantos de María al náhuatl y ser cantados en la capilla abierta del convento Franciscano en la Ciudad de México.

Image

Los modelos de representación social son muy importantes, ya que lo que no se ve no existe, por ese motivo, las grandes fiestas religiosas y civiles utilizan elementos parateatrales y muestran la autoridad y poder. En la celebración del Corpus no podían faltar las obras de teatro, las cuales están sujetas al mecenazgo de la iglesia o de la corona (tal parece que es una constante del teatro moderno de México: el mecenazgo de las becas controla, empobrece y somete el discurso teatral). 

El teatro durante el siglo XVI  fue para grandes comunidades que se hacinaban en los monumentales atrios de las iglesias, donde se escuchaba misa y se dogmatiza, es allí donde están los testimonios del manejo del espacio teatral, donde había que proyectar la voz y dejar muy claro con la interpretación actoral, que Cristo es la salvación del hombre que cumple sus mandamientos y el que no los lleva a cabo arderá 400 veces en un temazcal de fuego, donde las mujeres son la primera presa del discurso de condena, son las más pecadoras por no cumplir con el sacramento del matrimonio, como sucede con Lucia en la obra del Juicio Final atribuida a Fray Andrés de Olmos. 

La mujer es la primera en ser castigada por la voz divina de un Dios que no perdona, de un Dios todo poderoso. Una religión misógina que dice que Eva es la culpable de las desgracias de la humanidad como sucede cuando se va a representar el auto sacramental del paraíso en la Ciudad de México en donde los naturales construyen un cerro, con árboles frutales y todo tipo de animales entre los cuales un ocelote se suelta y muerde a la actriz que interpretará a  Eva, y dice Motolinia que eso está bien pero debe  ser durante la representación  y no antes. 

Un solo discurso es el que se repite en los 365 templos de Cholula un templo por cada día, la misa de cada mañana dicta la misma sentencia ¡Pecadores son ustedes y nosotros tenemos la llave de su salvación para su alma ante la vida eterna! 

¿El teatro de evangelización pudo en el siglo XVI poblar el imaginario de la existencia de un Dios verdadero y universal? La sociedad actual parece que se mueve con aquellos preceptos, atavismos que nos hacen eco en nuestro comportamiento, en nuestra conducta de resolver con una estampa religiosa los problemas que aquejan a sociedades que se dicen modernas. 

La pasión de Iztapalapa es un ejemplo del teatro evangelizador en donde la sociedad se conforma con eludir la mirada ante la injusticia y las máximas autoridades toman el mejor asiento para presenciar un linchamiento como un dogma de Fe, esperando que resuciten o aparezcan todos los jóvenes desaparecidos. Es allí donde el estudio y conocimiento de los mecanismos teatrales que utilizaron: Franciscanos, Dominicos, Agustinos y Jesuitas, debemos conocer para cambiar y redirigir el pensamiento de nuestros espectadores. 


Ficha de autor

Francisco Hernández: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. 

Director de escena, estudió la carrera de literatura Dramática  teatro en la UNAM. Ha dictado conferencias sobre teatro en palacio Nacional, en las Jornadas Alarconianas, en la Universidad de Salamanca y en la casa Museo José Zorrilla en Valladolid España. Fue Becario del Fonca y de la Fundación JP Morgan Nueva York. Ha sido jurado de teatro en el Círculo teatral de Madrid España y ha montado más de 70 espectáculos de tema Virreinal en la CDMX. Se ha presentado en Perú, USA y Almagro España. Director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.