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Sobre la naturaleza de los
ángeles y los demonios:
dos poemas de Esteban Medina Alcántara.

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Rafael

Cuando el Altísimo guarde completo silencio,
agitará el agua del estanque,
como en Betesda.
Lo sabrás al notar atípicas ondulaciones.
 
Al escuchar las siete trompetas
bajarás de inmediato,
antes que nadie,
por la puerta de las ovejas,
pues el ángel verde esmeralda
derramará la copa,
te llamará por tu nombre,
pronunciará tus pecados, uno a uno,
y los demonios huirán.
 
He aquí, el poder curativo
de la palabra.



Baal

Desde el fondo del oscuro estanque

el pez vislumbra el cabrilleo

de la luz.

 

Asciende para alcanzarla

y muerde el filoso anzuelo.

 

Paladea ya el jugoso fruto:

la naciente tibieza

de su sangre.

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