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La hermenéutica analógica: un camino viable para la enseñanza aprendizaje de la argumentación en la Educación Media Superior
Hilda Judith Morales Cienfuegos - ILCE

 

 

 

 

“En necesario que la educación dé carne y espíritu al modelo de ser humano virtuoso que, entonces, instaurará una sociedad justa y bella.”

Paulo Freire, (2004, p. 116)

 

Resumen

El ejercicio argumentativo resulta fundamental en la formación de ciudadanos críticos; es una actividad que llevamos a cabo de manera cotidiana, aunque no necesariamente le brindamos la atención académica requerida. Sabemos que es en la Educación Media Superior donde se hace especial énfasis en lograr las habilidades más profundas al respecto, dada la cercanía con la Educación Superior. No obstante, y pensando que saber argumentar es un conocimiento útil no solamente para la educación formal sino para la vida diaria, este texto es una reflexión que nos invita a pensar en el proceso de enseñanza aprendizaje desde un perspectiva hermenéutica analógica, lo que puede permitirnos observar esta tipología como un medio para deliberar, decidir y emitir juicios de manera prudente, tomando en cuenta diversos puntos de vista antes de decidir qué camino tomar o qué postura adoptar con respecto a la vida misma.

 

Palabras clave: Hermenéutica, argumentación, escritura, Educación Media Superior

 

Introducción

Uno de los puntos problemáticos en la Educación Media Superior es la falta de las competencias escritora y lectora de los educandos. Actualmente muchos jóvenes en nuestro país no usan la lectura y la escritura para su propio desarrollo y el de la comunidad (Cassany, Luna y Sanz, 2007, p. 41),  no saben cómo  interpretar ni expresar por escrito juicios, cómo deliberar, ni cómo argumentar; en pocas palabras estamos educando  futuros ciudadanos que pueden no alcanzar los aprendizajes esperados y no desarrollan los objetivos de los que hablaba Durkheim (2000), es decir, estados físicos, intelectuales y morales que exigirá de ellos, la  sociedad en su conjunto y el medio al que estén destinados. Mi interés se centra especialmente en los textos argumentativos ya que considero de suma importancia educar a futuros ciudadanos capaces de formar juicios y expresarlos de manera muy específica, ofreciendo razones o pruebas en apoyo a sus hipótesis, argumentando cabalmente, formando juicios y deliberando, de tal manera que puedan ser adultos que participen en la cultura lectora y que sean capaces de escribir para expresar, para informar y para convencer.

En ese sentido, considero que la hermenéutica analógica es un camino viable para la enseñanza aprendizaje de la identificación, la comprensión y la producción del texto argumentativo, no quiero decir con ello que no sea viable con respecto a otros tipos de texto; sin embargo, el énfasis que daré a este ensayo se relaciona con esta tipología textual, y se preguntarán por qué la hermenéutica, la respuesta podría llevarnos a una reflexión filosófica muchas más amplia; sin embargo, por cuestiones de espacio, sólo mencionaré que dicha hermenéutica, especialmente analógica, como modo de interpretación, puede ser un cambio viable para que los estudiantes de bachillerato lean los textos y los interpreten desde su propio contexto y posteriormente también elaboren argumentaciones desde su cotidiano, siempre mediados por un docente guía que los ayude a observar todos los puntos de vista posibles, de tal manera que tomen decisiones con respecto a las opiniones, juicios o deliberaciones que quieran fundamentar, desde la phrónesis, es decir, desde la prudencia o la sabiduría que les ha dado su propia experiencia, por ello es que estamos pensando en que incluso los temas en los que podrían argumentar para este ejercicio, tendrían que ser cercanos y conocidos por los estudiantes.  

 

La hermenéutica analógica y la enseñanza de la argumentación en el nivel Medio Superior

 

La argumentación contribuye al desarrollo del pensamiento crítico e influye en las formas de aproximación de los alumnos a su realidad cultural, social y en su propio desarrollo. En este sentido Camps, A. y Dolz, J. (1995, p. 7) plantean lo siguiente:

 

Saber argumentar constituye, para todos los actores de una democracia, el medio fundamental para defender sus ideas, para examinar de manera crítica las ideas de los otros, para rebatir los argumentos de mala fe y para resolver muchos conflictos de intereses. Para un joven o un adolescente, saber argumentar puede ser aún más importante: constituye el medio para canalizar, a través de la palabra, las diferencias con la familia y la sociedad. Así pues, surge la conveniencia de crear situaciones reales o simuladas en que los niños o los jóvenes tengan posibilidades de llevar a cabo todas las operaciones propias de la argumentación y ejercitarse en las estrategias implicadas.

 

Si hablamos especialmente del texto argumentativo, que requiere conocimientos conceptuales, procedimentales y actitudinales de un nivel más avanzado que los otros tipos de texto, y nos centramos en jóvenes estudiantes de la Educación Media Superior, la competencia de estos educandos es escasa; y al referirme a dicha competencia estoy tomando en cuenta la identificación, la comprensión y la producción porque considero que la lectura y la escritura están muy relacionadas.

Para dicha lectura relacionada con el texto argumentativo, es necesario en primera instancia reconocerlo, diferenciar un tipo de texto y sus objetivos con respecto a todos los demás, no es lo mismo leer un texto expositivo que pretende explicarme las diferencias físicas entre hombres y mujeres, a leer un artículo que tenga como finalidad argumentar por qué ambos géneros deben gozar de los mismos derechos y obligaciones; es decir, como bien sabemos, para reconocer un texto argumentativo o cualquier texto,  no basta sólo con identificar  las marcas lingüísticas o la estructura formal de un escrito, lo que para T. Van Dijk sería la superestructura, es decir, la forma global del discurso y de las relaciones de sus respectivos fragmentos (2005, p. 53);  también es fundamental  comprender la estructura semántica o  macroestructura,  y desde la perspectiva de este análisis,  para comprender la estructura semántica es necesario interpretar porque el significado que el autor le dio originalmente a un texto está muy relacionado con su contexto y no necesariamente es cercano al contexto del lector, del alumno, por ende será preciso interpretar y dicha interpretación dependerá de la comprensión del sentido del texto y del mismo contexto del lector, en este caso, del estudiante.

Para ello la hermenéutica analógica puede sernos de mucha utilidad debido a que, en palabras de Beuchot (2009, p. 52), lo primero que nos dará será

 

 […] una acendrada conciencia de que no se puede alcanzar una interpretación perfectamente unívoca de un texto […] Se buscará una interpretación analógica, intermedia entre la univocidad y la equivocidad, aunque más inclinada a esta última porque en la analogía, aunque conjunta la identidad y la diferencia, predomina la diferencia.

 

En otro orden de ideas, cuando hablamos de hermenéutica, hablamos de interpretación, de un modelo de comprensión, y la analogía es la proporción, el equilibrio, por tanto, la hermenéutica analógica es la interpretación que busca cierto equilibrio entre lo unívoco y lo equívoco, tomando en cuenta que ni todo tiene el mismo sentido ni todo es diverso, hay una igualdad proporcional en la que se respetan la porción de sentido de cada extremo, atendiendo a las diferencias. En palabras de Beuchot (2009, p. 49)

 

Así, un cúmulo de interpretaciones se concatenan y transmiten la adecuación del texto, y se van “inyectando” la adecuación como en una espacie de transitividad; pero hay proporción, se pueden relacionar entre sí por algún punto en común, de ninguna manera son dispares o disparatadas, cierran un cierto margen de variabilidad.[…] La hermenéutica analógica no es sólo una propuesta metodológica, sino también un modelo teórico de la interpretación, con presupuestos ontológicos y epistemológicos, y que, por supuesto, llega a una tesis metodológica.

 

Esa interpretación proporcional del texto argumentativo le puede permitir al estudiante identificar cuál es su estructura, cuáles son sus significados, cuál es la intención del autor y bajo qué contexto lo enmarcó, y con el apoyo del docente, puede hacer cierta distancia necesaria para que, aunque inevitablemente la subjetividad forme parte de dicha interpretación, logre observar qué sucede con el texto, que en este caso puede tener la intención de convencer o de persuadir; y a su vez, en el momento mismo de la traducción del texto, de su interpretación deba argumentar para encontrar el sentido, para demostrarse si está interpretando adecuadamente.

Por otra parte, de acuerdo con Planella, la hermenéutica debe servir para acercarse a textos y a autores para poder comprender aquello que dicen, porque es a través de ella que se llega a tener una mejor comprensión de las preguntas planteadas originalmente y se logra situar a los autores y sus textos, asimismo, la subjetividad del lector permite dar sentido y significado a las interacciones necesarias para la interpretación (2005, p. 7). Por esto es que se puede encaminar al estudiante a deconstruir  y construir los textos argumentativos, dándole las herramientas necesarias para interpretar y comunicar lo interpretado de manera que haga suyos los elementos propios de la argumentación.

Cabe mencionar que el acto mismo de interpretar lleva consigo la argumentación, en primera instancia en el soliloquio necesario para ella, desde las hipótesis elaboradas, hasta de comprobación de las mismas, y en segunda instancia para hacer plausible dicha interpretación, para convencer de ello. En palabras de Beuchot (2009)

 

[…] Lo que la retórica usa para codificar mensajes, discursos o textos, la hermenéutica lo puede usar para decodificarlos o interpretarlos. El estilo y las figuras del lenguaje son elementos de interpretación y al mismo tiempo de argumentación y persuasión. Son herramientas argumentativas que sirven para convencer de lo que se ha interpretado. (87)

 

Sabemos que las figuras del lenguaje corren el riesgo de la ambigüedad y es precisamente en este sentido que la analogía se hace fundamental para hacer proporcional la valoración, para lograr el equilibrio entre lo subjetivo y lo objetivo sin perder de vista el contexto; es decir el autor, el lector y el texto. Por ejemplo, en el caso de un texto del siglo XVIII repleto de ironías utilizadas como contrargumentos que afiancen los argumentos, probablemente sea complejo comprender el sentido integral de los mismos si no entendemos en contexto del autor, el momento en que se desarrolló el trabajo, que además es tan distinto al momento en que vive el lector del siglo XXI. 

En lo anterior se puede entender entonces que la misma interpretación de un texto argumentativo puede llevar a los estudiantes, no sólo a dilucidar con respecto a dicha tipología sino incluso a comprender el entramado que se requiere elaborar para lograr argumentos válidos, es decir en la interpretación misma puede estar gran parte del aprendizaje.  

 

¿Y cómo es que un alumno puede alcanzar la acendrada conciencia del equilibrio entre lo univoco y lo equivoco?

 

Según la  hermenéutica analógica se  encuentra ese  punto medio  a través de la intersubjetividad en el diálogo y la discusión con los demás; es decir,  el alumno, en este caso, puede tener una interpretación pero no es sino  hasta que lo pone en la mesa de diálogo cuando  la comunidad le puede ofrecer la “verdad” aproximada de la traducción, que yo más bien diría la verdad no sólo finita en tanto que los hombres tenemos un raciocinio, una lógica y un pensamiento determinado por muchos factores, finito, sino además es una verdad hasta cierto punto consensuada, que por otra parte requiere de phrónesis o prudencia para lograr equilibrar proporcionalmente las diversas interpretaciones que puedan surgir, primero de manera individual y después de manera colectiva, situación que a su vez contribuye al desarrollo de su pensamiento crítico.

Por otra parte, el hecho mismo de socializar el conocimiento, los hallazgos interpretativos,  llevan a los alumnos a volver a poner en práctica su capacidad argumentativa y a evaluar si su propio proceso de interpretación fue prudente, en tanto que escuchar a los otros, contrargumentar, refutar, volver a hacer hipótesis, confirmar o rechazar  su tesis o la de los demás, les permite, como ya mencioné, construir el pensamiento crítico, la capacidad de convencer a los otros,  de fundamentar sus ideas e incluso de lograr la democracia en la interpretación del discurso, claro está, con el maestro como guía de todo ese proceso.

Asimismo, todo el proceso de la interpretación hermenéutica analógica tiene una metodología que ofrece la posibilidad de que el alumno comprenda y produzca porque en el acto mismo de comprender un texto argumentativo en la zona tanto sintáctica como semántica y pragmática, lo llevará a elaborar hipótesis, argumentos y posteriormente tesis, es decir, producirá un texto argumentativo que más tarde le facilitará la competencia escrita  en esa tipología textual. 

En el acto hermenéutico, afirma Beuchot, hay un autor, un intérprete y un texto, claramente un código y un contexto que se manifiesta en el texto escrito por un autor determinado en un momento determinado también y con cierta intención.  Es justamente el hecho de hallar la intención del autor, pese a la intervención del interprete y tomando en cuenta la implicación sintáctica, semántica y pragmática -que en otras palabras podría leerse como cohesión, coherencia y adecuación que son características necesarias en un texto, aunque la interpretación analógica vaya más allá-, lo que puede lograr la proporción en la interpretación que idealmente no será unívoca ni equívoca, sino analógica.

Este mismo autor señala que este proceso de interpretación comienza con la búsqueda del contexto de aquello que queremos conocer, es decir ubicar al autor, la época, sus enunciatarios, etc.,  posteriormente  surge una  o varias  preguntas interpretativas sobre lo que quiere decir el texto, para quién, para qué, etc. Las respuestas a esas preguntas serán las primeras hipótesis, los juicios hipotéticos que sólo más tarde se vuelven tesis: “[…] este proceso constituye la argumentación interpretativa dado que las premisas o el argumento serán el cumplimiento de las conjeturas, o hipótesis o condiciones que, […]  hagan llegar a la conclusión, que será la tesis o hipótesis ya inferida y probada.” Beuchot (2009, p. 28)

Todo ese trabajo interpretativo elaborado especialmente con un texto argumentativo, de manera progresiva, puede llevar al alumno a la metacognición debido a que interpretar dicho texto y comprobar la mencionada interpretación con otra argumentación que más tarde puede socializarse, si es guiada por el docente, de cerca, con reflexión y con material asequible, muy probablemente produzca en el educando una mayor pericia en la lectura y la escritura de esta tipología.  

 

Conclusión

Si la hermenéutica analógica es un modelo de interpretación que busca lograr una comprensión proporcional, una igualdad que respete las diferencias, e incluso tienda más a la diversidad, es decir,  a lo equívoco, se acerca a lo unívoco, pero además utiliza la prudencia como centro mismo de la analogía; considero que puede ser de gran utilidad para la interpretación especialmente de los textos argumentativos porque éstos no sólo necesitan una búsqueda exhaustiva y detallada de los datos que manifiesten sino que por su función, requieren que el interpretante haga cierta distancia, analice, reflexione, cuestione,  haga hipótesis, argumente y dialogue. Y todo ello es una forma de apropiarse de las culturas a través de la lectura y la escritura, desarrollando el pensamiento crítico por medio del diálogo que puede darle cabida a la identificación y apertura a la inclusión y a la interculturalidad crítica, elementos que en su conjunto son ejes transversales de la Nueva escuela Mexicana, por lo tanto la hermenéutica analógica como un modelo de interpretación que facilite el proceso de enseñanza aprendizaje de la argumentación en estudiantes de Educación Media Superior, puede ser una vía que nos dirija a los estudiantes y a los docentes a una trabajo más plural y respetuoso que nos permita interpretar y dialogar todas las realidades posibles. 

Recordemos que la hermenéutica analógica dirigida a los textos argumentativos puede ofrecerle al estudiante la posibilidad de aprender haciendo, de construir el conocimiento tanto procedimental como actitudinal en el momento mismo de la interpretación porque al interpretar y dialogar  dicha interpretación, primero tiene una relación dialógica con el mismo texto, le pregunta, hace inferencias, las comprueba o no, después decide si la tesis es cierta o no, además puede saber si un texto, dice realmente lo que se lee  o debe leer entre líneas tanto la sintaxis, como la semántica y la pragmática.

Concluyendo, hay varias ventajas muy claras y es que, en este modelo de interpretación, en primera instancia, el educando lee y produce, lee con sentido y produce con sentido, como actividades interrelacionadas y recursivas y por otra parte es una actividad circular en la que puede tener un material modélico para leer, que además debe interpretar y posteriormente argumentar, es decir, la argumentación permea todo el trabajo, tanto el texto que va a interpretar como la interpretación misma.

 

 

Referencias

Beuchot M. (2009). Tratado de Hermenéutica analógica. Hacia un nuevo modelo de interpretación. UNAM-Itaca

Camps, A., y Dolz, J. (1995). Enseñar a argumentar: un desafío para la escuela actual. CL & E. Comunicación, lenguaje y educación, (26), 5-8. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2941554.pdf

Cassany, D., Luna, M. y Sanz, G.  (2007). Enseñar lengua. Colofón/Graó.

Durkheim, E. (2000). Educación y sociología. Colofón.

Freire, P. (2004). La importancia de leer y el proceso de liberación. Siglo XXI Editores.

Planella, J. (2005). Pedagogía y hermenéutica. Más allá de los datos en la educación. Revista Iberoamericana de Educación, 36(12), 1–12. https://doi.org/10.35362/rie36122739

Van Dijk, T. (2005). Estructuras y funciones del discurso. Siglo XXI Editores.

 

Ficha de la autora

Hilda Judith Morales Cienfuegos

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Doctora en Educación y Diversidad, en la línea de investigación Hermenéutica de la Multiculturalidad en América latina por la Universidad Pedagógica Nacional; Maestra en Docencia para la Educación Media Superior por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Lic. en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UNAM. Coordinadora, directora académica y docente en varios niveles educativos; actualmente es Coordinadora de Proyectos Educativos y de Posgrado del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE).