Nota marítima
Jorgem Tinoco
¿Cuántos seres has tragado?
¿Cuántos secretos escondes?
Todo lo que has engullido
pasa por tus innumerables gargantas
(Caribdis, Saltstraumen, Maëlstrom)
giran,
lentamente
cae hasta llegar a tu sima estomacal.
Todo lo haces secreto.
Arcanos custodiados por tus escualos
(tiburones rayas ponzoñosas)
Disfrazas el horror que eres con tus vestidos mecidos.
El disfraz
agazapa tus más hondas apetencias de mar famélico
con las cerúleas ondas, una luenga capa que vibra con las caricias del viento
un engaño a la vista, la confusión con lo hermoso.
Todo cuerpo
excede las levedades de tus capas
oceánicas.
Cualquier cuerpo
es insulto
a lo puro aliento
-marítimo-
a la ligereza de la pluma que pinta el viento,
en la espuma de tus orillas.
Superficie bruñida,
luz de reverberaciones que ciegan
filosas lanzas del sol
reflejan y destellan entre las imbricadas olas,
ciegan
impermeables a la mirada profunda.
¿Qué es lo que cubres a nuestro entendimiento
para no saber sabor a sal?
Ola que levanta garra fiera
que se apropia de aire y tierra
y fuego. Los domeña
los hace aislada Islandia.
Presientes su cercanía.
Intentarlo nuevamente.
Llega la noche invicta
al sol extingue su fulgor.
Ya al viento se oyen los clamores,
coro con los lobos todos.
Ábranse espesas las nubes, ciérrense para la guerra
ahora. La perla de los cielos desea develar
el hondo secreto del mar, invoca su luz azul,
busca con su única luz
Camino al corazón,
y el mar se agita con furia, alza garras altísimas,
desea arrancar la perla
al cielo, para devolver
a su sitio el corazón, ése que el cielo hurtó.
Historia cíclica sin fin.
Con cantos de horrísonas resonancias
aúlla el mar doloroso.
Abisal y helado y obscuro
tu secreto, eterno,
descansa mecido.
Lleno de vigilantes saetas, ágiles, mortales
cargadas con la ira insaciable que da hambre inagotable.
Sepulcro de los vikings
(como hubiera deseado Borges esta enunciación)
y de los Persas
que prefirieron ahogar su derrota
frente al griego.
Ahíto:
la gente de tu patria muerte,
baila la fría danza
con tu muelle oleaje
en medio de tus entrañas.
Y en los jarrones
primer adorno a la caída
de la fosa profunda. Iluminan
con los colores del coral.