A la filosofía no le es extraña ni a la práctica médica ni a la medicina como teoría. La filosofía ofrece a la medicina una visión crítica, estimulante, constructiva y transformadora, por lo que se encuentra unida a la práctica médica en todos los niveles. Por su parte, la práctica de la medicina no se concibe sin la filosofía, el ejercicio de la medicina conlleva una reflexión constante sobre lo que se hace, y hasta dónde es posible el conocimiento sobre el proceso de salud-enfermedad.
El análisis de la relación médico-paciente, de la vida y la muerte, son conceptos que han tenido como punto de partida el filosofar, no sólo de los hombres de ese tiempo, sino también de los antepasados. Desde ese punto de vista se ofrecen consideraciones que favorecen la formación de los profesionales de la salud en instituciones educativas.
La filosofía como ciencia de las leyes más generales que rige la dinámica y el desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, es el centro de todas las ramas del conocimiento y la práctica humana, constituye un instrumento metodológico para interpretar, analizar y transformar la teoría y la práctica humana. Su papel en el desarrollo del conocimiento científico resalta al realizar el análisis filosófico metodológico en un contexto histórico social determinado para solucionar los problemas presentes en la realidad. Es el eje del conocimiento que revela la relación cognoscitiva del hombre partiendo de su actividad transformadora, lo cual posibilita investigar el surgimiento de los conceptos, categorías, principios y leyes fundamentales de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Sin la inquietud que caracteriza al filósofo, es imposible llegar al fondo, a la causa de los procesos propios de la medicina y otras ciencias.
La filosofía es un conocimiento interdisciplinario, que emplea las aportaciones de diferentes disciplinas científicas y de distintas ciencias, sin limitarse a ninguno de ellos; en tal sentido, la filosofía va más allá de las habituales especializaciones del saber científico. Este rasgo es una característica de su valor metodológico para el análisis e interpretación de la realidad que rodea al hombre.
Las ideas de corte filosófico presentes en el hombre indica que ha llegado a un grado de maduración intelectual que le posibilita hacer análisis más acabados sobre los constantes problemas de su realidad, por ser considerada una ciencia que contribuye a la concepción científica del mundo, que prepara al hombre para la vida desde diferentes ángulos.
La función lógico-metodológica de la filosofía permite al hombre humanizar la naturaleza según sus necesidades sociales, vivir en sociedad y el control sobre las actividades que realiza. Esta función cobra vital importancia y utilidad en la selección del método de conocimiento a emplear en la actividad práctica, además incluye el estudio general sobre métodos y formas de conocimiento de la realidad y de la dialéctica, como método general del conocimiento, en su sentido más estrecho.
La naturaleza humana se mueve hacia lo desconocido, lo inexplicable, lo trascendente. Es capaz, históricamente, de resolver preguntas, ya sea en forma de mito, a través de explicaciones teológicas, otras veces científicas. En fin, todo nace de la filosofía, conocida como madre de todas las ciencias.
Desde la experiencia adquirida en el proceso formativo es importante preguntar: ¿por qué la medicina no se concibe sin la filosofía?
Figura 1. Medicina
Recientes decenios han visto renacer la preocupación por relacionar el hacer médico con el pensar filosófico, ya no como algo obvio sino como cuestión: ¿existe esta relación y en qué consiste? Con mucha claridad formuló E. Pellegrino esta interrogante, y concluyó que ambas disciplinas podían quedar vinculadas fundamentalmente por dos ideas.
En primer lugar, medicina y filosofía entablando un diálogo sin perder su identidad, cotejando similitudes y descubriendo diferencias y, en segundo, filosofía en medicina, como la reflexión teórica sobre los métodos diagnósticos y heurísticos de la medicina, su competencia en la definición de enfermedad y salud.
Estas formas en los cuales se relaciona la filosofía con la medicina, confirman la unidad dialéctica que debe existir entre el conocimiento científico médico y el instrumental metodológico que brinda la filosofía para el análisis del proceso salud-enfermedad en todos sus aspectos, muy necesario en el proceso de formación.
Al preguntar: ¿qué hubiera sucedido en una sociedad sin médicos? La respuesta sería que no se hubiera podido avanzar en el plano social a nuevas civilizaciones y periodos históricos. La profesión médica se encuentra entre las más valoradas por la ciudadanía, entre la que despierta respeto y admiración casi a partes iguales.
Sin embargo, cuando se pregunta: ¿qué hubiera pasado con la humanidad si nunca hubiera existido la filosofía? La respuesta requiere de cierta elaboración, y la razón es que hay más familiaridad con las necesidades sociales que satisfacen los profesionales de la medicina, que, con el pensamiento filosófico, conociendo que filosofar es inherente al hombre.
Las consideraciones anteriores permiten ejemplificar que no es lo mismo preguntar, ¿quién es el paciente de la cama 10 de la sala Cirugía B? a preguntarse ¿qué es el hombre? ¿Cuál es su diagnóstico? y que tratamiento lleva del problema de salud que presenta. Con estas interrogantes se ha querido señalar que las preguntas a las que da respuesta la filosofía presentan un grado de generalidad y de profundidad, que promueven de forma permanente un análisis del proceso de salud-enfermedad al que se enfrenta el profesional de medicina.
Por tanto, cuando se pregunta ¿qué hubiera sido de la humanidad sin la filosofía? Hay disímiles respuestas y esta premisa ha impulsado a la humanidad a su evolución y trasformación.
Desde la posición de profesional en instituciones de salud en el proceso formativo de médicos, enfermeras y otros profesionales del ramo se puede afirmar que en la medicina se encuentra un concepto de hombre, de ciencia, tecnología, innovación; inmersos todos en un proceso de salud y enfermedad, donde la relación médico-paciente es uno de los eslabones fundamentales para analizar desde las concepciones filosóficas la vida y muerte. El ejercicio de la medicina conduce a una reflexión constante sobre lo que se hace, como se hace y hasta dónde es posible analizar el proceso de salud-enfermedad.
Formar al profesional de la medicina y modelarlo como sujeto social activo, significa prepararlo para enfrentar las complejidades del mundo actual, lo que implica recurrir al sistema de disciplinas científicas que estudian y fundamentan la naturaleza social del ser humano y que permiten caracterizar y optimizar el proceso docente de su modelación consciente, dentro de lo cual ocupa un lugar peculiar e insustituible el análisis filosófico del hombre y su activa relación con la realidad.
¿Qué tiene que ver la filosofía con la medicina?
Para dar respuesta a esta pregunta se asumen dos tesis: la primera que la investigación médica exige filosofía, y la segunda que el ejercicio de la medicina se vuelve rutina tediosa sin una perspectiva filosófica cuando no existe un conocimiento y el hombre no siente la necesidad aprender. Por tanto, la única respuesta que existe a esta pregunta es que hay relación, porque el médico que renuncie al estudio de la filosofía, renuncia a la búsqueda de la sabiduría, la investigación y su trabajo simplemente se basarían en la experiencia. A este análisis no llegan la mayoría de los estudiantes por insuficiencias en el conocimiento heredado de enseñanzas anteriores, por carecer de habilidades analíticas e interpretativas.
Federico Engels, en su “Dialéctica de la naturaleza”, deja claro que: “el pensamiento teórico de toda una época, incluyendo la actual, es un producto histórico que reviste formas muy distintas y asume, por tanto, un contenido muy distinto también según las diferentes épocas”, esto explica la tesis de que en cada época histórica se forma un cuadro científico del mundo en el que ocupa un lugar determinado las diferentes formas del conocimiento de la realidad; cada una de estas formas del conocimiento científico interactúan entre sí, de tal manera que solo pueden existir dentro de esa unidad histórica-concreta.
Se toma como punto de partida esta concepción para afirmar que el médico que no desarrolla un conocimiento científico del mundo y se aferra a una posición dogmática se quedará atrás y constituirá un peligro para la salud pública. Para ayudar a vivir hace falta una filosofía viva, que se renueve a medida que progresen todas las ramas del conocimiento. Esta concepción como instrumento metodológico inherente a la realización plena y cabal del profesional de la salud en todas las esferas de trabajo, posibilita el análisis, la comprensión y trasformación cada vez más amplia de los problemas sociales, económicos y políticos del mundo de hoy, los cuales tienen su máxima expresión en la salud.
La medicina como ciencia se plantea muchos problemas filosóficos, desde los relacionados a las políticas científicas hasta los concernidos al análisis ontológico, lógico y metodológico. Entre estos problemas pueden identificarse desde la filosofía en relación con la medicina, los relacionados con la bioética médica; los dilemas que los médicos se enfrentan al inicio, en el trascurso y final de la vida. Donde han de enfrentarse y liderar en su trabajo con los pacientes y sus familiares en momentos de sufrimiento.
Ejercer la medicina implica enfrentarse diariamente a varios problemas filosóficos, que van desde los inconvenientes epistemológicos, lógicos, metodológicos y éticos.
Las consideraciones emitidas son parte de la experiencia como profesional de esta área en el proceso pedagógico, lo cual es valioso para evidenciar la necesidad de demostrar que en los diferentes procesos la dialéctica está presente.
La filosofía puede dotar al personal de salud de las herramientas metodológicas para dar las explicaciones más cercanas a conceptos como: sufrimiento, muerte, vida, dignidad, enfermedad, salud, dolor, humanidad, bondad, maldad, justicia.
La medicina, que tiene mucho de ciencia y mucho de arte, de tecnología, necesita el soporte de la filosofía, para desarrollar el aspecto técnico con mayor seriedad como para afinar la intuición ante la singularidad de cada paciente, y las variadas formas que existen para paliar la enfermedad y recuperar la salud.
Figura 2. Folosofía
Recientes decenios han visto renacer la preocupación por relacionar el hacer médico con el pensar filosófico, ya no como algo obvio sino como cuestión: ¿existe esta relación y en qué consiste? Con mucha claridad formuló E. Pellegrino esta interrogante, y concluyó que ambas disciplinas podían quedar vinculadas fundamentalmente por dos ideas.
En primer lugar, medicina y filosofía entablando un diálogo sin perder su identidad, cotejando similitudes y descubriendo diferencias y, en segundo, filosofía en medicina, como la reflexión teórica sobre los métodos diagnósticos y heurísticos de la medicina, su competencia en la definición de enfermedad y salud.
Estas formas en los cuales se relaciona la filosofía con la medicina, confirman la unidad dialéctica que debe existir entre el conocimiento científico médico y el instrumental metodológico que brinda la filosofía para el análisis del proceso salud-enfermedad en todos sus aspectos, muy necesario en el proceso de formación.
Al preguntar: ¿qué hubiera sucedido en una sociedad sin médicos? La respuesta sería que no se hubiera podido avanzar en el plano social a nuevas civilizaciones y periodos históricos. La profesión médica se encuentra entre las más valoradas por la ciudadanía, entre la que despierta respeto y admiración casi a partes iguales.
Sin embargo, cuando se pregunta: ¿qué hubiera pasado con la humanidad si nunca hubiera existido la filosofía? La respuesta requiere de cierta elaboración, y la razón es que hay más familiaridad con las necesidades sociales que satisfacen los profesionales de la medicina, que, con el pensamiento filosófico, conociendo que filosofar es inherente al hombre.
Las consideraciones anteriores permiten ejemplificar que no es lo mismo preguntar, ¿quién es el paciente de la cama 10 de la sala Cirugía B? a preguntarse ¿qué es el hombre? ¿Cuál es su diagnóstico? y que tratamiento lleva del problema de salud que presenta. Con estas interrogantes se ha querido señalar que las preguntas a las que da respuesta la filosofía presentan un grado de generalidad y de profundidad, que promueven de forma permanente un análisis del proceso de salud-enfermedad al que se enfrenta el profesional de medicina.
Por tanto, cuando se pregunta ¿qué hubiera sido de la humanidad sin la filosofía? Hay disímiles respuestas y esta premisa ha impulsado a la humanidad a su evolución y trasformación.
Desde la posición de profesional en instituciones de salud en el proceso formativo de médicos, enfermeras y otros profesionales del ramo se puede afirmar que en la medicina se encuentra un concepto de hombre, de ciencia, tecnología, innovación; inmersos todos en un proceso de salud y enfermedad, donde la relación médico-paciente es uno de los eslabones fundamentales para analizar desde las concepciones filosóficas la vida y muerte. El ejercicio de la medicina conduce a una reflexión constante sobre lo que se hace, como se hace y hasta dónde es posible analizar el proceso de salud-enfermedad.
Formar al profesional de la medicina y modelarlo como sujeto social activo, significa prepararlo para enfrentar las complejidades del mundo actual, lo que implica recurrir al sistema de disciplinas científicas que estudian y fundamentan la naturaleza social del ser humano y que permiten caracterizar y optimizar el proceso docente de su modelación consciente, dentro de lo cual ocupa un lugar peculiar e insustituible el análisis filosófico del hombre y su activa relación con la realidad.
¿Qué tiene que ver la filosofía con la medicina?
Para dar respuesta a esta pregunta se asumen dos tesis: la primera que la investigación médica exige filosofía, y la segunda que el ejercicio de la medicina se vuelve rutina tediosa sin una perspectiva filosófica cuando no existe un conocimiento y el hombre no siente la necesidad aprender. Por tanto, la única respuesta que existe a esta pregunta es que hay relación, porque el médico que renuncie al estudio de la filosofía, renuncia a la búsqueda de la sabiduría, la investigación y su trabajo simplemente se basarían en la experiencia. A este análisis no llegan la mayoría de los estudiantes por insuficiencias en el conocimiento heredado de enseñanzas anteriores, por carecer de habilidades analíticas e interpretativas.
Federico Engels, en su “Dialéctica de la naturaleza”, deja claro que: “el pensamiento teórico de toda una época, incluyendo la actual, es un producto histórico que reviste formas muy distintas y asume, por tanto, un contenido muy distinto también según las diferentes épocas”, esto explica la tesis de que en cada época histórica se forma un cuadro científico del mundo en el que ocupa un lugar determinado las diferentes formas del conocimiento de la realidad; cada una de estas formas del conocimiento científico interactúan entre sí, de tal manera que solo pueden existir dentro de esa unidad histórica-concreta.
Se toma como punto de partida esta concepción para afirmar que el médico que no desarrolla un conocimiento científico del mundo y se aferra a una posición dogmática se quedará atrás y constituirá un peligro para la salud pública. Para ayudar a vivir hace falta una filosofía viva, que se renueve a medida que progresen todas las ramas del conocimiento. Esta concepción como instrumento metodológico inherente a la realización plena y cabal del profesional de la salud en todas las esferas de trabajo, posibilita el análisis, la comprensión y trasformación cada vez más amplia de los problemas sociales, económicos y políticos del mundo de hoy, los cuales tienen su máxima expresión en la salud.
La medicina como ciencia se plantea muchos problemas filosóficos, desde los relacionados a las políticas científicas hasta los concernidos al análisis ontológico, lógico y metodológico. Entre estos problemas pueden identificarse desde la filosofía en relación con la medicina, los relacionados con la bioética médica; los dilemas que los médicos se enfrentan al inicio, en el trascurso y final de la vida. Donde han de enfrentarse y liderar en su trabajo con los pacientes y sus familiares en momentos de sufrimiento.
Ejercer la medicina implica enfrentarse diariamente a varios problemas filosóficos, que van desde los inconvenientes epistemológicos, lógicos, metodológicos y éticos.
Las consideraciones emitidas son parte de la experiencia como profesional de esta área en el proceso pedagógico, lo cual es valioso para evidenciar la necesidad de demostrar que en los diferentes procesos la dialéctica está presente.
La filosofía puede dotar al personal de salud de las herramientas metodológicas para dar las explicaciones más cercanas a conceptos como: sufrimiento, muerte, vida, dignidad, enfermedad, salud, dolor, humanidad, bondad, maldad, justicia.
La medicina, que tiene mucho de ciencia y mucho de arte, de tecnología, necesita el soporte de la filosofía, para desarrollar el aspecto técnico con mayor seriedad como para afinar la intuición ante la singularidad de cada paciente, y las variadas formas que existen para paliar la enfermedad y recuperar la salud.
Referencias
Colectivo de autores. (2011). Selección de artículos sobre Filosofía, salud y sociedad. Editorial Ciencias Médicas.
Engels, F. (1982). Dialéctica de la naturaleza. Editorial Ciencias Sociales.
Labrada, A. y Videaux, S. (2018). La cultura ambiental en la carrera de Medicina. Rev. Cubana Educación Superior, 37(2), mayo-agosto.
Llanes, R. (2012). Filosofía y Medicina, ¿se complementan? Universidad Virtual de Salud de la Facultad de Ciencias Médicas Manuel Fajardo. http://uvsfajardo.sld.cu/filosofia-y-medicina-se-complementan
Martínez, Y. y Chao, F. (2016). Utilidad de la asignatura Filosofía y Sociedad para los egresados de Medicina. Escuela Nacional de Salud Pública (ENSAP). Educación Médica Superior, 30(4), octubre-diciembre.
Pellegrino, E. y Thomasma, D. (1981). A philosophical basis of medical practice. Oxford University Press.
Fichas de las autoras
Yudelmis Borrero Santiesteban: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Profesora del Departamento de Marxismo de la Facultad de Medicina. Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara, Cuba.
Imirsy Valdivia Martínez: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Doctora en Ciencias Pedagógicas. Directora del Centro de Estudios de Educación. Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. Cuba; asesora de la educación general en el territorio y tutora de tesis de doctorado.
Yennielys Díaz Acosta:
Licenciada en Filosofía Marxista Leninista. Jefe del Departamento de Marxismo de la Facultad de Medicina. Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara, Cuba.